ANTES QUE NADA, ¡GRACIAS A TODOS!

Ya estamos en noviembre y parece que llegamos al final, pero esto es sólo el principio de una linda historia escolar. Es momento de hacer un paréntesis (por un ratito, nada más) y reflexionar sobre los sucedidos de este tiempo.

Tuvimos un fin de semana especial, lleno de ajedrez. Chicos de segundo que participaron de un torneo escolar de esos que todos los sábados nos invitan a recorrer la ciudad, sus escuelas y su gente; esta vez en San Telmo. Chicos de primero que fueron, todos juntos, a ajedrecear a otro torneo, organizado por el taller El Caballito de Palermo, en el Colegio Jean Piaget, en el barrio de Chacarita. Y un grupo de 11 chicos que, junto con sus familias, Mónica, Directora de la escuela y este profesor, cruzaron el río y participaron del XII Encuentro Nacional de Ajedrez Escolar, en Lagomar, Uruguay. Más de la mitad de los chicos de la escuela, jugando ajedrez por todos lados.

Por mi parte, sólo quiero agradecer.

Agradecer a Mónica y Cristina, por la confianza, por apoyar y acompañar las propuestas que pueda acercar. Por abrirles las puertas de la escuela al ajedrez escolar y, más tarde, a las familias que quieren conocer este hermoso juego que une, de a dos, a cada lado de su tablero.

Gracias a las maestras, que incorporaron a sus enseñanzas las experiencias de los chicos en sus aventuras de sábado de ajedrez, festejaron sus logros y aceptaron naturalmente la incorporación de esta nueva materia al ámbito escolar y su importancia.

Gracias a los padres, mamás y papás, que incentivaron la práctica del juego en sus hijos, los acompñaron a las distintas actividades que se les propuso y dedicaron horas y horas a ver cómo sus hijos iban y venían de partida en partida, expectantes por sus resultados y, últimamente, si lograban la copa a la mejor escuela, tanto más que sus participaciones individuales.

Gracias a los chicos que, mágicamente, entendieron los misterios del juego, ese que nos hace jugar una y otra vez; y, como lo hacen cada vez mejor, quieren más, tanto aprenderlo como practicarlo.

Y gracias a todos juntos, porque ese es el secreto de tanta posibilidad y realización.

De mi lado puedo decir que encontré el camino soñado, ese que me acerca, un poquito más, a la lejana y asustadiza señora que llaman felicidad.

Claudio Sosa Castro